Cuando un anunciante encarga una campaña de publicidad a una agencia, espera solo una cosa: una buena idea que consiga los objetivos que propone, que puedens er de ventas, de imagen o cualquier otra cosa.
La agencia designa un creativo que se encargará de generar ideas y es el anunciante el que decide cuál de ellas se llevará a cabo.
Y entonces, empieza el verdadero problema: el de realizarla.
Si se trata de una campaña audiovisual, habrá que rodar un spot de televisión.
Por lo tanto, la creatividad que se presenta debe tener todas las posibilidades de realizarse debidamente. Una vez que un anunciante aprueba una idea, ya hay un un compromiso formal.
En este caso, todo fue más complicado de lo que imaginábamos. Era una buena idea muy difícil de realizar.
Digamos que fue una prueba de fuego.
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