MAXI EL PEQUEÑO AVENTURERO


 

Título: Maxi, el pequeño aventurero 
Autor: Santiago García-Clairac
Ilustrador: Santiago García-Clairac
Editorial: España-Ediciones SM-FSM
Edad recomendada: Entre 6 y 7 años

 


 

SINOPSIS

Maxi, un niño de seis años, quiere ser aventurero cuando sea mayor. Para ello necesitará armarse de valor y superar las dificultades cotidianas de la vida. Y, sobre todo, para salir ileso de sus peripecias deberá ir provisto de algo más. ¿Estará preparado ya para dar el salto y convertirse en un gran trotamundos? Una deliciosa historia en la que se ensalza el valor de la amistad y la cooperación.

 

LA HISTORIA

MAXI comunica a sus padres que quiere ser aventurero. Entonces, descubrirá que hacer lo que uno quiere no es tan fácil.

"¿No es mejor ser médico?, le dicen. ¿o ABOGADO?

Pero cuando se lo comunique a su amiga LILY, descubrirá que es mucho más difícil de lo que esperaba.

"¿No es mejor ir acompañado?", le pregunta su amiga.

Y cuando, en la intimidad, se hace preguntas, comprende que es todavía más complicado de lo que esperaba.

"¿No es mejor prepararse bien?", se pregunta.

Y lo es, en esta vida, las dificultades siempre crecen y hay que afrontarlas.

Por eso, MAXI se entrena y aprende a dominar el miedo, a conocer el planeta y un montón de cosas más.

En esta historia, MAXI da sus primeros pasos hacia la independencia y el crecimiento personal. Aquí aprende que, a pesar de las dificultades, hay mantenerse en las decisiones y luchar por lo que uno quiere.

A pesar de que todos tratan de disuadirle, él sigue adelante y consigue mantener su decisión viva.

¡Nadie le hará cambiar de idea!

     FRAGMENTO  CAPITULO 1

    Todo iba bien hasta que, un día, Lily, mi terrible vecina pelirroja, vino a verme.

 

    -Hola, Maxi, ¿cómo estás? -me preguntó-. ¿Haces algo interesante?

    -Me estoy preparando para ser aventurero -respondí muy animado.

    -¿Y cómo sabes si serás aventurero si todavía no has salido solo a la calle? A lo mejor resulta que eres un miedoso y no puedes subir a un árbol o acercarte a un volcán.

    Sus palabras me hicieron dudar tanto que no fui capaz de responder.

    Aquella noche, cuando me acosté, estuve horas y horas haciéndome preguntas.

    -¿Y si soy un cobarde? -me pregunté una y otra vez-. Los cobardes no pueden ser aventureros.

    Al final, sobre las cinco de la mañana, después de pensar mucho, se me ocurrió una buena idea:

    -¡Haré pruebas de valor! -grité, poniéndome en pie sobre la cama-. ¡Así demostraré que no tengo miedo!

    Al día siguiente hice una lista de pruebas de valor y apunté todas las cosas que tenía que hacer para quitarme el miedo:

    * Dormir con la luz apagada.

    * Entrar en la ducha de un salto y sin gritar.

    * No huir cuando vea un ratón, aunque sea grande.

    * No quejarme de la comida y comer la sopa sin protestar.

    * Aguantar los empujones de la fila sin quejarme.

    * No tener miedo cada vez que tenga que salir a la pizarra.

    * Leer en voz alta cuando profesora me lo pida.

    * Responder a sus preguntas sin temblar.